EUROPA
PRESS
1 octubre
2021
¿Por
qué hay que prestar más atención a la forma física que a la pérdida de peso?
Cuando se trata de estar sano y reducir
el riesgo de mortalidad, el aumento de la actividad física y la mejora de la
forma física parecen ser superiores a la pérdida de peso, según una nueva
investigación publicada en la revista 'iScience', en
la que los investigadores piden que se preste más atención a la forma física
que a la pérdida de peso para las enfermedades relacionadas con la obesidad.
La prevalencia de la obesidad en el mundo se ha triplicado
en los últimos 40 años y, junto con ese aumento, las dietas y los intentos de
perder peso también se han disparado. Ahora, los autores afirman que el empleo
de un enfoque neutro en cuanto al peso para el tratamiento de las afecciones
relacionadas con la obesidad también reduce los riesgos para la salud asociados
a las dietas yo-yo.
"Nos gustaría que la gente supiera que los gordos
pueden estar en forma, y que los cuerpos sanos y en forma tienen todas las
formas y tamaños, señala el coautor Glenn Gaesser,
del College of Health Solutions de la Universidad Estatal de Arizona, en
Estados Unidos. Somos conscientes de que, en una cultura obsesionada con el
peso, puede resultar difícil que los programas que no se centran en la pérdida
de peso tengan éxito. No estamos necesariamente en contra de la pérdida de
peso; sólo creemos que no debería ser el criterio principal para juzgar el
éxito de un programa de intervención sobre el estilo de vida", advierte.
"Esto es especialmente importante si se tienen en
cuenta las realidades fisiológicas de la obesidad, añade el coautor Siddhartha Angadi, de la Escuela de Educación y Desarrollo Humano de
la Universidad de Virginia. El peso corporal es un rasgo altamente heredable, y
la pérdida de peso se asocia con alteraciones metabólicas sustanciales que, en
última instancia, frustran el mantenimiento de la pérdida de peso".
La obesidad está asociada a una serie de problemas de salud,
como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y los problemas
de huesos y articulaciones. Pero los ciclos de adelgazamiento, comúnmente
llamados dietas yo-yo, también se asocian a problemas de salud, como la pérdida
de masa muscular, la enfermedad del hígado graso y la diabetes. Los autores
afirman que, al centrarse en la forma física en lugar de en la pérdida de peso,
las personas pueden obtener los beneficios del ejercicio y evitar los riesgos
asociados a los ciclos de peso.
Las actuales directrices de salud pública recomiendan que
los adultos acumulen entre 150 y 300 minutos semanales de actividad física de
intensidad moderada (la intensidad equivalente a caminar a ritmo casual o
rápido) o entre 75 y 150 minutos semanales de actividad física de intensidad
vigorosa (la intensidad equivalente a trotar o correr).
"Pero es importante tener en cuenta que los beneficios
del ejercicio dependen de la dosis, y que los mayores beneficios se obtienen
con sólo salir de la zona de la patata de sofá para hacer al menos alguna
actividad de intensidad moderada, dice Gaesser.
También es importante destacar que la actividad física puede acumularse a lo
largo del día. Por ejemplo, varios paseos cortos durante el día (incluso de dos
a diez minutos cada uno) son tan beneficiosos como un paseo largo para la
salud".
En la revisión, los autores citan investigaciones recientes
centradas en la magnitud de la reducción del riesgo de mortalidad asociada a la
pérdida de peso en comparación con la asociada a un aumento de la actividad
física o la aptitud cardiorrespiratoria.
La reducción del riesgo asociada al aumento de la aptitud
física y la actividad física fue sistemáticamente mayor que la asociada a la
pérdida de peso intencionada. También analizaron la magnitud de la reducción de
los marcadores de riesgo de enfermedades cardiovasculares que se asocian a la
pérdida de peso o al aumento de la actividad física.
Para ello, utilizaron meta-análisis de varios estudios
realizados en distintos periodos de tiempo y en una amplia zona geográfica.
"La ciencia ha respaldado en general los principales puntos propuestos en
Big Fat Lies, un libro
sobre este tema que publiqué por primera vez en 1996", señala Gaesser.
Los investigadores reconocen las limitaciones del cuerpo de
investigación existente, incluyendo el hecho de que este campo depende en gran
medida de los estudios epidemiológicos que no establecen definitivamente la
causa y el efecto, y señalan que sólo los grandes ensayos clínicos aleatorios y
controlados pueden examinar plenamente los resultados de utilizar un enfoque
centrado en la aptitud física para optimizar el riesgo de mortalidad cardiometabólica en las personas que son obesas.
"En conjunto, sin embargo, estos estudios
epidemiológicos demuestran asociaciones fuertes y consistentes, y por eso los meta-análisis
pueden ser útiles, resalta Angadi. En el caso de la
actividad física y la aptitud física, la evidencia epidemiológica está
respaldada por un gran número de estudios experimentales y ensayos controlados
aleatorios que han establecido mecanismos plausibles para los hallazgos
consistentes en los estudios epidemiológicos".